Es el murmullo del día que sonoro se abre ante mí,
que con sus múltiples colores me brinda un nuevo día.
La claridad del sol que calienta el aire
y me hace sentir renovada.
Escucho las chicharras que alegres me anuncian
las aguas que pronto llegarán a toda mi ciudad.
Y digo, es mía la dicha que siento.
Escucho el cantar de los pájaros que revolotean en mi ventana
y el olor de un tibio día.
Medio frío, medio nublado que deja pasar calientes rayos.
Que son su luz traspasan las nubes
regalándome las variantes facetas que hay en un instante...
Donde las múltiples posibilidades se hallan en ese mismo momento
y tengo ante mi una fragancia,
que trae a mi memoria hermosos días del ayer.
De mi niñez junto a mi familia.
De mañanas de vacaciones retozando en el patio,
saltando sin cesar, jugando en círculos, escalando arboles,
comiendo nísperos sin lavarlos.
Esos inigualables momentos que permanecen intactos en mi mente
que me recuerdan lo mucho que amo la vida.
Que sé que he disfrutado al máximo.
Estos días llenos de color
donde puedo distinguir cada gesto en los demás
donde escucho más de la cuenta.
Estos días de verano lluvioso
donde es el amor el protagonista
y las hojas de los árboles tienen un singular movimiento,
que no es ventarrón sino brisa
que no es calor sino humedad
que puedo ver por mi ventana todos los días
y así saber lo que vendrá.
Más de ésto, mas cada día, mas de Dio, mas amor...
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