Hablamos, hablamos y hablamos.
Palabras, palabras, palabras.
Decimos y decimos y a veces pareciera que las palabras se las lleva el viento.
Pero la realidad es, que nada se que va nada desparece, nada se pierde en el infinito. Cada palabra dicha, cada pensamiento emitido vocalmente, cada letra, cada idea expresada tiene un significado y una dirección. Estas palabras van a donde deben ir y se agrupan con las que son de igual vibración de igual magnitud, de igual profundidad. Sean maldiciones o bendiciones tienen un lugar a donde ir. Cuando decimos déjame en paz y cuando decimos quédate conmigo. Cuando decimos te odio y detesto y cuando decimos te amo y te deseo. Es lo mismo. En una frase, una oración, palabras y como tal se toman en la misma medida ya sea mala o buena. Afortunadamente casi siempre hablamos en términos positivos, en términos de mañana y de un futuro mejor. Pero, y ciertamente así es, a veces hablamos de mas hablamos lo que no debemos hablamos lo indebido. Esas palabras hirientes que se fijan cual adhesivo, cual parcho en el alma se quedan para siempre en el lugar donde llegaron y con la intensidad que fueron dichas. Cada palabra dicha u oración expresada verbalmente es un Decreto, una Ley hablada, una expresión del alma que sale de nuestros labios y procede del corazón. Hablar con detalle y determinar cada palabra es hablar con mesura y mantener la integridad en cada vivencia y la interpretación de la vida será mas positiva. Así que cuidado al hablar, cuidado al ofender, cuidado de tus palabras ya sabes lo que dicen, se pueden volver en tu contra!
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