Viendo detenidamente el camino que podemos tomar todos los días y las infinitas alternativas de direcciones descubrimos mas de lo que queremos y solo nos detenemos a ver unas cuantas. Esto quiere decir, que teniendo tantas cosas que hacer, lugares a donde ir, gente con quien entablar amistad, viejos amigos a quien encontrar, lugares exótico a donde ir, rumbos que podemos tomas, siempre terminamos llegando a lo mismo. Decimos cuando somos muy jóvenes que vamos a ser aventureros hasta la muerte. Que aunque estemos viejos vamos a hacer todo lo que se nos venga en gana al llegar a la edad adulta. Que cuando crezcamos vamos a viajar y viajar por todo el mundo. Albergamos la idea de saltar al vació y jugar deportes extremos, claro está solo lo albergamos digo. Entonces qué pasa cuando crecemos. Qué pasa cuando dejamos de sentir ese deseo de ver lo nuevo de aventurar de volar lejos del nido. Es que acaso con la edad viene de a poquito el miedo? Es importante darse cuenta de que realmente ya hemos crecido, de que si podemos ir donde queramos y cuando queramos. Entonces qué esperamos para hacerlo? Si tenemos la posibilidad de recomenzar todos los días y de anclar en otros mares, de navegar en el mar infinito del universo y sus bondades pues manos a la obra. Emprender nuevos rumbos siempre es la mejor terapia que se pueda realizar. Para ver nuevas cosas hay que estar no solo con los ojos abiertos sino también apto para recibirlas. Si nos vamos viendo siempre hacia atrás estamos quedandonos en el mismo lugar. Recomenzar es la mejor tarea que podemos emprender. Quita el imán que tienes en tu brújula interna y deja que te guíe hacia un cambio hacia una nueva vida...
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