Debemos ver siempre esas pequeñas señales que están todos los días delante de nuestros ojos. No solo porque estas nos dicen que vamos por el camino correcto, sino también porque así vemos cuántos triunfos hemos acumulado. Por lo general necesitamos que el universo nos envíe una señal tan evidente, tan detallada que nos tropiece en la cara la palabra "MIRA" casi gritando, para darnos cuenta que estamos en verdad avanzando. Es un tanto complicado ya que siempre hacemos lo mismo, vamos casi siempre al mismo sitio, conversamos con las mismas personas, vivimos durante mucho tiempo en el mismo lugar. Incluso tener pareja también entra en este universo cíclico. Es por este motivo que el ver cuánto hemos caminado o cuanto hemos avanzado o cuan lejos hemos ido en nuestra búsqueda se hace difícil. Es bueno sentarse a observar lo que nos rodea, revisar las cajas de nuestra conciencia, abrir una que otra puerta que ha estado cerrada y navegar arduamente en nuestro interior para con seguridad aceptar que en cosas día a día sencillamente hemos alcanzado lo propuesto. Quizás sin darnos cuenta ya no comemos tanto azúcar o hemos sin querer estado haciendo ejercicios al caminar todos los días accidentalmente en cuestiones de trabajo y si logramos entonces hacer esos ejercicios que tanto decimos o hemos sido autodidáctas en nuestro empeño de búsqueda constante y no tenemos un nuevo título pero si un enorme diploma de conocimiento o quien dice y si hemos perdido algo de peso sin. Tal vez terminamos una nueva página de nuestra vida o tomamos nuevas decisiones. Como sea que los mires sencillamente son pequeños pero a la vez grandes triunfos. Y esa es una notable sensación ya que el ser humano se nutre de sus experiencias y si estas las puede colocar sobre la mesa de vez en cuando y aceptarlas como logradas y selladas pues mucho mejor. En pequeños logros están las grandes metas cerca de ser logradas. Solo basta unirlos y tu cadena estará armada.
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