
Si tenemos un pensamiento libre de culpa, somos libres entonces.
Cuando podemos recostar la cabeza sobre la almohada y al pestañar nada nos atormenta, somos libres.
Si en cualquier momento podemos quitarnos los zapatos para sentir el suelo debajo de nosotros, somos libres.
Si teniendo una relación entendemos que también necesita espacio como nosotros, somos libres. La libertad es solo una sensación. Muchas veces, aún estando solos, trabajando por nuestra cuenta, viviendo y haciendo lo que queremos nos sentimos oprimidos y asfixiados. Por qué?
La libertad es un estado mental. Así como lo es la riqueza o la pobreza. Siempre va a depender de cuán libres nos sintamos y qué tanto lo aceptemos. En la aceptación también está esa libertad añorada. Aceptar cuando hay que ceder, aceptar cuando hay que cambiar, aceptar incluso cuando nos sentimos mal, aceptar cuando nos equivocamos, que hay cosas que se salen de nuestras manos.
Entonces no perderemos vida sino que seremos un poco más libres.
Dejando ir ese pensamiento de limitación podremos dar la
llegada a la libertad interior.